La adicción al smartphone, tan expandida hoy en día, es particularmente virulenta entre los jóvenes adscritos a la Generación Z. Y no es por casualidad, sino que la fuerte dependencia de los centennials al teléfono inteligente echa raíces en el denominado “diseño adictivo”, la biblia de los desarrolladores para crear aplicaciones móviles con “gancho”.
A continuación, y de la mano de Horizont, descubrimos las principales triquiñuelas de las que se vale el “diseño adictivo” para que la Generación Z sea incapaz de despegarse del smartphone:
1. Truco de la máquina tragaperras
Las máquinas tragaperras se guían por el principio de la imprevisibilidad, es decir, nunca se sabe qué va a pasar. Y por eso precisamente son tan adictivas. Idéntico principio es el que guía también el funcionamiento de muchas apps. De acuerdo con este principio, las acciones del usuarios son convenientemente recompensadas, pero de manera imprevisible. El usuario no sabe con exactitud cuándo se topará con una recompensa, solo es consciente de que la recompensa tomará forma en algún momento.
Por este principio se rigen, por ejemplo, aplicaciones como Facebook, Twitter, LinkedIn o Instagram. A medida que hacemos scroll la app se refresca y carga más contenido y lo que vamos a ver a continuación es una incógnita. El usuario sabe que su mirada se va a clavar en algo nuevo, que unas veces será bueno y otras no tanto.
Este principio se utiliza se manera aún más intensa en Tinder, que anima al usuario a hacer “swipe” de manera constante a la espera de hacer “match”.
2. Scroll infinito
El scroll infinito, o el streaming sin necesidad de hacer clic, funciona de manera similar al truco de la máquina tragaperras. El objetivo es que el usuario permanezca en la app el mayor tiempo posible.
Huérfano de un final claro en la app en la que decide incursionar, el usuario se zambulle literalmente en ella y le cuesta mucho salir de allí. Haciendo scroll infinito el usuario es agasajado de vez en cuando con algo interesante. Y sabedor de que haciendo clic su experiencia será interrumpida, el usuario es capaz de tirarse minutos y minutos haciendo scroll en sus apps favoritas.
3. Autoplay
La funcionalidad autoplay, omnipresente en las apps de vídeo en streaming, utiliza el mismo principio del scroll infinito. Esta técnica reproduce un nuevo vídeo en una ventana más pequeña antes de que el usuario termine de contemplar el clip en el que está enfrascado.
De cuando en cuando llegan a ojos del usuario vídeos que están ajustados a sus gustos y preferencias. El objetivo del autoplay es que el usuario se quede enganchado a la app.
4. Login all-in-one
Es francamente tedioso tener que pensar en nuevos nombres de usuario y contraseñas en cada app recién descargada. Precisamente por esta razón tantísimas apps hacen posible el registro conectándose automáticamente a la cuenta del usuario en Google, Facebook o LinkedIn.
Mediante este sencillo truco las apps eliminan de un plumazo las primeras reticencias del usuario a la hora de conectarse a ellas y utilizarlas. ¿El problema? Que mediante esta práctica aumenta también la dependencia del usuario a sus cuentas en Google o Facebook, que son al fin y al cabo su llave maestra para acceder a un sinfín de aplicaciones.
5. Pulgares hacia arriba
La funcionalidad probablemente más adictiva que habita en las entrañas de las aplicaciones toma la forma de pulgares levantados hacia arriba, de corazones y de retuits.
Muchos usuarios utilizan el número de likes como vara de medir de su propia valía. Y cuando se siente solos, aburridos o inseguros, se disponen a apalancar los ojos en su smartphone. Buscan así de manera constante “feedback” social de carácter positivo.
La Generación Z, que es particularmente vulnerable, busca de manera permanente la aprobación de los demás y esa aprobación anida en las apps de su teléfono móvil, el arma secreta para aumentar su nivel de dopamina.
6. Notificaciones push
De acuerdo con algunos estudios, las notificaciones push de periodicidad semanal se la ingenian para multiplicar por dos la retención del usuario. El objetivo de las notificaciones push es, no en vano, que el usuario regrese a la aplicación en busca de más contenido, que a menudo está especialmente seleccionado para él.
Si bien muchas apps ofrecen al usuario la posibilidad de ajustar o restringir las notificaciones push, su ajuste suele estar revestido de tanta complejidad que el usuario eventualmente desiste y acaba aceptando ser aguijoneado de manera constante con notificaciones push que buscan conseguir que esté permanentemente en modo “on”.